Dos poemas de la poeta omeya Wallada bint al-Mustakfi
Cuando caiga la tarde, espera mi visita,
pues veo que la noche es quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por ti que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol,
ni la luna saldría, y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno.
Cuando te enteraste de lo mucho que te quiero
y supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
y cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumisa,
yo, que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
te alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
y de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa tus miradas por las líneas de mis cartas
y verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño mío: mi corazón se deshace
de quejarse tanto a un corazón de pura piedra.

De la poeta y princesa omeya Wallada (Córdoba, siglo XI) se conservan muy pocos poemas, a pesar de que fue muy prolífica. En su época fue una poeta muy reconocida, influyente y con una vida fuera de lo corriente. Tenía una gran fortuna que administró bien y se mantuvo sin casarse, algo inusual en su época. Fue una mujer libre que cultivó las artes y creó un salón literario. Su fama de culta y su extraordinaria vida (fuera de lo ordinario) es de fama multisecular.