Este pequeño gran libro es algo entre crudo y cálido. Con frases simples y demoledoras, intensas y cruelmente honestas, la autora narra en primera persona su infancia, su exilio de Hungría, su experiencia de «analfabeta» en Suiza y la adquisición de una nueva vida al mismo tiempo que el aprendizaje de una nueva lengua, el francés, por la que volverá a sentirse en el mundo. Un mundo en el que para la escritora, leer es enfermedad y sanación. Se trata de un precioso libro de superación en el que asistimos a un descomunal desafío que alcanza un final exitoso y resiliente. ¡Te erizará el vello!
