Miren Agur

Un gin tonic en Miramar con la señora Atwood

Pasamos la tarde en el jardín
sentadas en los sillones de mimbre blanco,
al abrigo del jazmín y de los kiwis
observando la coreografía de la adelfa en la brisa.
Ahí están la azada, el rastrillo, las cuchillas, herramientas que todo poeta necesita.
En la alberca, las ranas liberan sus sílabas monótonas como la temperatura de la muerte. Cuántos muertos aquí entre la hierba,
a punto de despertar con el próximo lamento.
Los mirlos vuelan del acebo a la palmera. Esquivan mi pregunta: ¿sobre qué escribir? Dispongo las opciones sobre la mesa
igual que entremeses para un aperitivo.
¿Sobre el carácter que esboza la memoria fragmentada? ¿Sobre los récords que tuvo que batir nuestra genealogía? ¿Sobre los signos que el ojo extrae de donde se posa? ¿Sobre el sello que cada cual usa para franquear violencias? ¿Sobre el desamor y el duelo y sobre la muerte y el duelo
y sobre el pesar y el duelo y sobre el duelo el duelo el duelo? ¿Sobre el enigma de la poesía, su norte, su catadura?
Los copos de nieve no saben que son agua. ¿Qué es la ceniza?
Polvo incapaz de recordar lo que fue un día.
¡Chsss…!, detiene Margaret la deriva de mis aforismos apretándome la mano con su mano arrugada.
Sirve ya otro par de copas, my dearest.
Hagas lo que hagas, realmente no importa.

Miren Agur Meabe (Leiqueitio, Vizcaya) es una escritora y traductora en euskera. Diplomada en Magisterio por la Escuela de Profesorado de Derio en la especialidad de Ciencias Sociales. Posteriormente se licenció en Filología Vasca. En 2021 fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía por «Nola gorde errautsa kolkoan» («Cómo guardar ceniza en el pecho»). Fue la primera vez que el galardón se otorgó a una obra escrita en euskera. Me encantó escucharla en Orive el pasado Noviembre. Es una comunicadora genial.