Francisca Aguirre

Frontera

Una mujer está sola. Sola con su estatura.
Yo, que llegué a la vida demasiado pronto,
que fui -que soy- la que se anticipó,
la que acudió a la cita antes de tiempo
y tuvo que esperar en la consigna
viendo pasar el equipaje de la vida
desde el banco neutral de la deshora.
Yo, que nací en el treinta, cuando es cierto
-como todos sabéis- que nunca debí hacerlo,
que hubiera yo debido meditarlo antes,
tener un poco de paciencia y tino
y no ingresar en este tiempo loco
que cobra su alquiler en monedas de espanto.
Yo, que vengo pagando mi imprudencia,
que le debo a mi prisa mi miseria,
que hube de trocear mi corazón en mil pedazos
para pagar mi puesto en el desierto,
yo, sabedlo, llegué tarde una vez a la frontera.
Yo, que tanto me había anticipado,
no supe anticiparme un poco más
(al fin y al cabo, para pagar

en monedas de sangre y de desdicha
qué pueden importar algunos años).
Yo, que no supe nacer en el cuarenta y cinco,
cometí el desafuero, oidlo,
de llegar tarde a la frontera.
en
Llegué con los ojos cegados de la infancia
y el corazón en blanco, sin historia.
Llegué (Señor, qué imperdonable)
con nueve años solamente.
Llegué, tal vez al mismo tiempo que él,
pero en distinto tiempo.
No lo supe.
(Oh tiempo miserable e injusto.)
Estuve allí – quizá lo vi-
pero era tarde.
Yo era pequeña
y tenía sueño.
Don Antonio era viejo
y también tenía sueño.
(Señor, qué imperdonable:
haber nacido demasiado pronto
y haber llegado demasiado tarde.)

Francisca Aguirre fue una poeta nacida en Alicante en 1930. Creció en el seno de una familia de artistas y se formó de manera autodidacta.  Comenzó a trabajar con quince años de telefonista y frecuentó las tertulias del Ateneo de Madrid y el Café Gijón.

Fue una militante política activa y perteneció a la generación del 50. Algunas de sus obras más destacadas son Ítaca (Premio de Poesía Leopoldo Panero, 1972), que fue un hito de la poesía escrita por mujeres en la segunda mitad del siglo XX, Trescientos escalones (Premio Ciudad de Irún, 1976), La otra música (1978), La herida absurda (2006).

En 2018, la editorial Calambur publicó su obra completa bajo el título Ensayo general. Poesía Reunida 1966 – 2017, y en noviembre de ese mismo año recibió el Premio Nacional de las Letras. La propia autora afirmó que esperaba que ese reconocimiento sirviera para reivindicar la herencia de todas esas voces femeninas que fueron quedando de lado por doble motivo: por ser mujeres y por estar exiliadas. Murió en Madrid el 13 de abril de 2019.

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