MI CORAZÓN FUNCIONABA CON DIÉSEL B
Mi corazón funcionaba con Diésel B.
Tú me advertiste de aquellos peligros
de respirar la polución ambiental
o de beber toxicidad sentimental.
Yo me tapé los oídos con el ruido
de mi motor de explosión imprudente,
deambulé por autopistas pasionales
ignorando advertencias, señales,
excediendo los límites todos
-los de velocidad
y los de sensatez-.
Tú me ofreciste energías renovables.
Yo te las desprecié.
Pasó lo que tenía que pasar:
me convertí en un fósil,
como aquellos combustibles obsoletos
que yo consumía,
que me consumían.
Me asfixié en mis malos humos.
Suerte que aún esperabas por mí.
Suerte que tú me ofreciste de nuevo
tu oxígeno puro.
Ahora me mueven tu aire y tu luz.

David G. Lago (Córdoba, 1981) es profesor de Geografía e Historia en un instituto de Enseñanza Secundaria de la provincia de Córdoba. Es licenciado en Historia del Arte por la UCO y licenciado en Antropología Social y Cultural por la UNED. Actualmente estudia el grado en Lengua y Literatura españolas en la UNED.
Interesado por la creación literaria desde la infancia, en los últimos años se ha volcado en la creación poética, obteniendo algunos reconocimientos. En 2016 vio la luz su primer libro de poemas, 33 reflexiones que Cristo haría en mi lugar. En 2017 publica dos nuevos poemarios: Satán es un canalla despeinado y Corazón inmueble.