Carmen Conde

TIERRA

No puedo separarte de tu destino o misión.

Eres mi cuerpo y seré de tu tierra, mañana.

Amasijo de aves, de flores, de cenizas tibias

que conllevas tú.

Así estoy creada, con los seres minúsculos

que inacabable absorbes, codicia avariciosa

de incorporarse criaturas, las que hiciste

para dejarlas volar, oler, amar y quemarse.

Ah, esas hogueras tuyas que no se acaban nunca

y alimentamos todos.

En mis manos hay parte de tu corteza,

de las ya consumidas y dolientes partes

que vientos y lluvias avasallaron… Oigo

vocecillas apenas, gemidos apenas, oigo

la muchedumbre que te puebla. Digo:

esto fue una alondra, esto de flores

consumidas con ansia de volver al origen. Estos

granos son de algún cedro, nogal o ciprés

que lentamente se desmoronaron.

Pasa su infancia en Melilla y Cartagena, y durante la Guerra Civil vive en Murcia y en Valencia. Estudia Magisterio y se establece en Madrid. Autora muy prolífica, ha publicado novelas, ensayos y biografías, además de poesía.

También publica poemas en prosa destacando su libro Brocal de 1929. Se casa en 1931 con el poeta Antonio Oliver. Escribió guiones para programas juveniles de televisión. Editó como antóloga numerosos volúmenes de poesía de mujeres. En 1967 le concedieron el Premio Nacional de Literatura y en 1987 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Fue la primera mujer en ocupar un sillón de la Real Academia Española en 1978.

Entre sus poemarios se encuentran Sea la luz (1947), Corrosión (1975), Cráter (1985) o Una palabra tuya (1988).

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