Véronique Tadjo

Cántame 

la historia

del hombre labriego

su sudor ardiente

y la tierra demasiado roja

háblame

de la mujer de senos cargados

y de vientre-calabaza

en la hoguera intensa

de una noche sin mañana

enséñame

los libros clausurados

y las manos tendidas

las esperanzas sitiadas

en el oscuro olvido

de una ciudad demasiado maquillada.

Véronique Tadjo nace en 1955 (de padre costamarfileño y madre francesa). Educación en Abiyán, Costa de Marfil. Viajes por toda África, Europa, América Latina, Estados Unidos. Traductora y profesora en la Universidad de Abiyán. Titula su primera colección de poemas Latérite (1984), con el que obtiene el premio de la Agencia de Cooperación francesa en 1983. Practica una prosa poética de palabras sencillas y representa la angustia de la nueva generación desarraigada que se interroga sobre África, el mundo y la vida. Otras obras de su pluma son À vol d’oiseau (1983), La chanson de la vie (1990), y Le royaume aveugle (1991), con las que demuestra su dedicación tanto a la poesía como a la novela.

Concha García

Cuota de alquiler

No hay por qué reencontrarse. Yo te quise. Estoy en un jardín. Hay tres magnolios

y césped. Es un diminuto paisaje que emula

la naturaleza. Vivo en una casa pareada

el balcón da a la calle, el dormitorio
a una laguna de sueños que ya tuve.

Cuando me reclino para hacer la cama

de la sábana brotan nidos de aconteceres

que recuerdo. En la cocina, las tazas

brillan cuando el sol se va a ocultar

y el olor de los magnolios impregna
los cubiertos.

Yo te quise. Desordeno los papeles

que me desnudan, porque no tengo nada

para cubrir la cuota de alquiler. Yo
te quise.

Autora de varios libros de poesía. Entre ellos: Desdén (Libertarias, 1987) Ya nada es rito (Premio Barcarola 1988), Pormenor (Libertarias 1990) Ayer y calles (Visor, 1985) Acontecimiento (Tusquets, 2008). El día anterior al momento de quererle (Calambur, 2013), y Las proximidades (Calambur, 2916), Vasta sed (Cántico, 2020). La obra reunida: Ya nada es rito y otros poemas (1997-2003) se ha reeditado (Dilema, 2017), Cuota de mal (Huerga y Fierro, 2022). Autora de ensayos sobre poesía en diversas publicaciones y de diarios: La Lejanía, Cuaderno de Montevideo (2013), Los antiguos domicilios (2015), Desvío a Buenos Aires (2019), El vértigo horizontal (2023). Ganadora de los premios: Universidad de León, Barcarola. Jaime Gil de Biedma, Dama de Baza, Igualdad de la Diputación de Córdoba en 2023. Coordinadora de dos antologías de poesía de la Patagonia argentina editadas en España. Ha sido invitada a congresos de poesía en Buenos Aires, Montevideo, Comodoro Rivadavia, Neuquén, Bariloche, Austin, Nueva York, Zacatecas, Wistom-Salem, Los Ángeles, Florencia, Roma, Fez, Manchester, Sété, así como en diversas ciudades españolas. Dirige la colección de poesía La hora de la estrella de la editorial Cántico Ha publicado los ensayos sobre poesía escrita por mujeres: Asomos de luz, 2013, Miradas en los entresijos. Percepciones alrededor de poemas escritos por mujeres. Libros de la Resistencia, 2020, Bajo la luz de la lámpara, 2023.

Jacques Prévert

LOS JÓVENES QUE SE QUIEREN

Los jóvenes que se quieren se besan de pie

Apoyados en las puertas de la noche

Y los transeúntes que pasan los señalan con el dedo

Pero los jóvenes que se quieren

No están para nadie Y tan sólo su sombra

Tiembla en la noche

Excitando la ira de los transeúntes

Su ira su desprecio sus risas y su envidia

Los jóvenes que se quieren no están para nadie

Están en otro lugar bastante más lejos que la noche

Bastante más alto que el día

En la deslumbrante claridad de su primer amor.

LES ENFANTS QUI S’AIMENT

Les enfants qui s’aiment s’embrassent debout

Contre les portes de la nuit

Et les passants qui passent les désignent du doigt

Mais les enfants qui s’aiment

Ne sont la pour personne

Et c’est seulement leur ombre

Qui tremble dans la nuit

Excitant la rage des passants

Leur rage leur mépris leurs rires et leur envie

Les enfants qui s’aiment ne son là pour personne

Ils sont ailleurs bien plus loin que la nuit

Bien plus haut que le jour

Dans l’éblouissante clarté de leur premier amour

Jacques Prévert fue un poeta, guionista y autor francés nacido en 1900. Conocido por su estilo poético surrealista y socialmente comprometido, Prévert se destacó por su habilidad para capturar la belleza en la vida cotidiana y la injusticia social. Entre sus obras más famosas se encuentran Paroles (1946), una colección de poemas que se convirtió en un éxito instantáneo, y Les Enfants du Paradis (1945), uno de los guiones cinematográficos más célebres del cine francés. A lo largo de su carrera, Prévert recibió varios premios y reconocimientos, incluido el Gran Premio de Poesía de la Academia Francesa en 1964 y el Gran Premio Nacional de Poesía en 1946. Su legado perdura como uno de los poetas más influyentes del siglo XX en Francia.

Tristan Tzara

vienes y sueñas y comes y lees

y a veces tras la luz persigues el ilimitado por qué de tus acciones y a veces te preguntas de donde vienes tán sólo

correctamente vestido e ilegible según el curso de la canción con la hora embarazosa y dura dentro de tu sueño

a veces te preguntas lo que será mañana

empapado en el licor salado de los aires oprimidos entre las tierras no te preguntas nunca lo que eres

en este

instante que no sabría aguardar tu respuesta y huye

no seas víctima de las atracciones sonoras que a duda y nube juegan

en tu eco

sobre otras márgenes incalculables bajarás los peldaños del tiempo

que perder

las gradaciones de las sombras usureras sobre la playa cepillada a nuevo y en las alternativas faltriqueras los poco-más-o-menos excavados en el umbral de las olas rudas bien comidas

la cornamusa hiere ya el digno simulacro de nuestras razones cargadas con la extensión sin espasmos de las praderas y su lívida gravedad de racimos de uvas

mediocremente se retrasa a lo largo del crepúsculo y la piel

Tristan Tzara (o Izara), seudónimo de Samuel Rosenstock (Moinesti, 16 de abril de 1896-París, 25 de diciembre de 1963) fue un poeta y ensayista rumano. Fue uno de los fundadores del movimiento anti arte como dadaísmo, del que es considerado como su máximo exponente y figura. Fue una figura clave en la vanguardia poética de principios de siglo, anticipando la llegada del surrealismo.

José Ángel Valente

A veces viene la tristeza

A veces viene
desde la tierra misma la tristeza,
viene desde el amor,
desde la ausencia del amor,
desde la piedra o el vegetal al hombre.

A veces está ahí, oscura o despedida
por un pecho inocente.

A veces viene la tristeza de un lugar o del aire,
de la amistad caída o de un nombre vacío,
del sueño o de la infancia,
de una palabra que no pronunciamos,
de lo que creímos y ya no creemos,
de la esperanza y la desesperanza,
de la dura corteza del amor.

A veces viene la tristeza.

A veces hay en la tristeza odio,
ausencia y odio,
ceniza y rostros olvidados,
viejas fotografías y silencio
y una larga desposesión.

A veces viene, irrumpe
como un don invertido,
como un don que se da y no se recibe,
como lo nunca dado a la esperanza
o lo que, en fin, se acepta y da, pero no puede
vivir.

A veces viene.
Viene o está.
A veces hay en la tristeza odio
y arrepentimiento y amor.

José Ángel Valente fue un poeta, ensayista y traductor español nacido en 1929 en Ourense, Galicia. Su obra poética, caracterizada por una profunda reflexión metafísica y una búsqueda de la trascendencia, lo convirtió en una figura destacada de la poesía española contemporánea. Además de su labor poética, Valente también destacó como ensayista, abordando temas como la filosofía, la literatura y el arte. Falleció en Ginebra, Suiza, en 2000.

Marosa di Giorgio

Cuando las fiestas de la primavera, las danzas, los homenajes, sentí dolores terribles, y corrí hacia la casa, al lecho. Y la primavera se tomó invierno, y todo parecía estrellear, y los demás me seguían con botellas y camelias, parecían pasar con botellas y camelias. Y vi que eran dolores de parto. Y de súbito, di a luz un gato o una liebre, un ser terso, tenso, de oídos finos, que creció, de golpe, y huía por la habitación y por el prado.
Pero, a través de las ventanas, vi que volvía y me miraba.

Las cosas se hacían más próximas y exaltadas. Las jarras en docena. El ropero, que en una esquina tenía una grande boca con dientes de caballo. Todo era pavoroso, perros, crisantemas.
Y sobre todo, el tenedor y los cuchillos.
“Pobre corazón; tanto tiempo encerrado, trabajando», dije.
Pero, se encendían y se acercaban, con más furia, el tenedor y los cuchillos.

María Rosa di Giorgio Médici (Salto, 16 de junio de 1932 – Montevideo, 17 de agosto de 2004) fue una escritora uruguaya que desarrolló una poesía sumamente inusual y sin precedentes en la historia literaria de su país.

En Los papeles salvajes (1989 y 1991) recopiló sus poemas.

En su obra, un canto a la naturaleza y a sus mutaciones, la mitología es una constante. Es una de las voces poéticas más singulares de Latinoamérica. Su estilo experimental y el erotismo salvaje de sus textos, en los que arma un lenguaje propio explorando la naturaleza, los mitos en torno de ella, los cuerpos y el cambio, escandalizaron y sedujeron a sus contemporáneos por igual.

Maya Angelou

“Still I Rise”

You may write me down in history
With your bitter, twisted lies,
You may tread me in the very dirt
But still, like dust, I’ll rise.

Does my sassiness upset you?
Why are you beset with gloom?
‘Cause I walk like I’ve got oil wells
Pumping in my living room.

Just like moons and like suns,
With the certainty of tides,
Just like hopes springing high,
Still I’ll rise.

Did you want to see me broken?
Bowed head and lowered eyes?
Shoulders falling down like teardrops.
Weakened by my soulful cries.

Does my haughtiness offend you?
Don’t you take it awful hard
‘Cause I laugh like I’ve got gold mines
Diggin’ in my own back yard.

You may shoot me with your words,
You may cut me with your eyes,
You may kill me with your hatefulness,
But still, like air, I’ll rise.

Does my sexiness upset you?
Does it come as a surprise
That I dance like I’ve got diamonds
At the meeting of my thighs?

Out of the huts of history’s shame
I rise
Up from a past that’s rooted in pain
I rise
I’m a black ocean, leaping and wide,
Welling and swelling I bear in the tide.
Leaving behind nights of terror and fear
I rise
Into a daybreak that’s wondrously clear
I rise
Bringing the gifts that my ancestors gave,
I am the dream and the hope of the slave.
I rise
I rise
I rise.

A pesar de todo, me levanto”

Podrás inscribirme en la historia
Con tus mentiras amargas y retorcidas,
Podrás arrastrarme en la basura misma
Y a pesar de todo, como el polvo, me levantaré.

¿Te desconcierta mi insolencia?
¿Por qué te acosa la melancolía?
Porque camino como si tuviese pozos de petróleo
Bombeando en mi sala de estar.

Igual que las lunas y los soles,
Con la certeza de las mareas,
Igual que las esperanzas que alto vuelan
A pesar de todo me levantaré.

¿Querías verme destruida?
¿Con la cabeza inclinada y los ojos cerrados?
Los hombros caídos como lágrimas.
Debilitada por mis gritos conmovedores.

¿Te ofende mi arrogancia?
No lo tomes tan a mal
Porque me río como si tuviera minas de oro
Cavándose en el patio de atrás.

Puedes dispararme las palabras,
Puedes cortarme con los ojos,
Puedes matarme con tu odio,
Y a pesar de todo, como el aire, me levantaré.

¿Te desconcierta mi sensualidad?
¿Te resulta una novedad
Que baile como si tuviera diamantes
En el medio de mis muslos?

Desde los cobertizos de una vergüenza histórica
Me levanto
De un pasado enraizado en el dolor
Me levanto
Soy un océano negro, impetuoso y extenso,
Fluyendo y embraveciendo soporto la marea.
Dejando atrás noches de espanto y miedo
Me levanto
En un nuevo día asombrosamente claro
Me levanto
Con los talentos que mis ancestros dieron,
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto
Me levanto
Me levanto.

Maya Angelou fue una renombrada escritora, poeta, actriz y activista estadounidense nacida el 4 de abril de 1928 en St. Louis, Missouri. A lo largo de su vida, Angelou experimentó numerosas adversidades, incluida la segregación racial, el abuso y la pobreza, que moldearon su obra. Es conocida por su autobiografía I Know Why the Caged Bird Sings, que detalla su infancia y los desafíos que enfrentó. Además de su prolífica carrera como escritora, Angelou fue una destacada defensora de los derechos civiles y una figura inspiradora para muchas personas. Falleció el 28 de mayo de 2014, dejando un legado perdurable en la literatura y la lucha por la igualdad.

Paul Éluard

Sur mes cahiers d’écolier
Sur mon pupitre et les arbres
Sur le sable sur la neige
J’écris ton nom

Sur toutes les pages lues
Sur toutes les pages blanches
Pierre sang papier ou cendre
J’écris ton nom

Sur les images dorées
Sur les armes des guerriers
Sur la couronne des rois
J’écris ton nom

Sur la jungle et le désert
Sur les nids sur les genêts
Sur l’écho de mon enfance
J’écris ton nom

Sur les merveilles des nuits
Sur le pain blanc des journées
Sur les saisons fiancées
J’écris ton nom

Sur tous mes chiffons d’azur
Sur l’étang soleil moisi
Sur le lac lune vivante
J’écris ton nom

Sur les champs sur l’horizon
Sur les ailes des oiseaux
Et sur le moulin des ombres
J’écris ton nom

Sur chaque bouffée d’aurore
Sur la mer sur les bateaux
Sur la montagne démente
J’écris ton nom

Sur la mousse des nuages
Sur les sueurs de l’orage
Sur la pluie épaisse et fade
J’écris ton nom

Sur les formes scintillantes
Sur les cloches des couleurs
Sur la vérité physique
J’écris ton nom

Sur les sentiers éveillés
Sur les routes déployées
Sur les places qui débordent
J’écris ton nom

Sur la lampe qui s’allume
Sur la lampe qui s’éteint
Sur mes maisons réunies
J’écris ton nom

Sur le fruit coupé en deux
Du miroir et de ma chambre
Sur mon lit coquille vide
J’écris ton nom

Sur mon chien gourmand et tendre
Sur ses oreilles dressées
Sur sa patte maladroite
J’écris ton nom

Sur le tremplin de ma porte
Sur les objets familiers
Sur le flot du feu béni
J’écris ton nom

Sur toute chair accordée
Sur le front de mes amis
Sur chaque main qui se tend
J’écris ton nom

Sur la vitre des surprises
Sur les lèvres attentives
Bien au-dessus du silence
J’écris ton nom

Sur mes refuges détruits
Sur mes phares écroulés
Sur les murs de mon ennui
J’écris ton nom

Sur l’absence sans désir
Sur la solitude nue
Sur les marches de la mort
J’écris ton nom

Sur la santé revenue
Sur le risque disparu
Sur l’espoir sans souvenir
J’écris ton nom

Et par le pouvoir d’un mot
Je recommence ma vie
Je suis né pour te connaître
Pour te nommer

Liberté.

En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre.
En las páginas leídas
en las páginas vírgenes
en la piedra la sangre y las cenizas
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas
en las armas del soldado
en la corona de los reyes
escribo tu nombre.

En la selva y el desierto
en los nidos en las emboscadas
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre.

En las maravillas nocturnas
en el pan blanco cotidiano
en las estaciones enamoradas
escribo tu nombre.

En mis trapos azules
en el estanque de sol enmohecido
en el lago de viviente lunas
escribo tu nombre.

En los campos en el horizonte
en las alas de los pájaros
en el molino de las sombras
escribo tu nombre.

En cada suspiro de la aurora
en el mar en los barcos
en la montaña desafiante
escribo tu nombre.

En la espuma de las nubes
en el sudor de las tempestades
en la lluvia menuda y fatigante
escribo tu nombre.

En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física.
escribo tu nombre.

En los senderos despiertos
en los caminos desplegados
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre.

En la lámpara que se enciende
en la lámpara que se extingue
en la casa de mis hermanos
escribo tu nombre.

En el fruto en dos cortado
en el espejo de mi cuarto
en la concha vacía de mi lecho
escribo tu nombre.

En mi perro glotón y tierno
en sus orejas levantadas
en su patita coja
escribo tu nombre.

En el quicio de mi puerta
en los objetos familiares
en la llama de fuego bendecida
escribo tu nombre.

En la carne que me es dada
en la frente de mis amigos
en cada mano que se tiende
escribo tu nombre.

En la vitrina de las sorpresas
en los labios displicentes
más allá del silencio
escribo tu nombre.

En mis refugios destruidos
en mis faros sin luz
en el muro de mi tedio
escribo tu nombre.

En la ausencia sin deseo
en la soledad desnuda
en las escalinatas de la muerte
escribo tu nombre.

En la salud reencontrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdo
escribo tu nombre.

Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para nombrarte
Libertad.

Paul Éluard, cuyo verdadero nombre era Eugène Grindel, fue un destacado poeta francés nacido el 14 de diciembre de 1895 en Saint-Denis, Francia. Es conocido por su contribución al movimiento surrealista y por su participación activa en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Éluard fue autor de numerosas obras poéticas, incluyendo Capitale de la douleur y L’Amour la poésie, que reflejan su profundo compromiso con la libertad y la justicia social. Su poesía, marcada por una sensibilidad lírica y una profunda exploración del amor y la humanidad, lo convirtió en una figura influyente en la literatura del siglo XX. Paul Éluard falleció el 18 de noviembre de 1952 en Charenton-le-Pont, Francia, dejando un legado duradero en la poesía francesa y mundial.

Josefina de la Torre

MIS AMIGOS DE ENTONCES

Mis amigos de entonces,
aquellos que leíais mis versos
y escuchabais mi música:
Luis, Jorge, Rafael,
Manuel, Gustavo…
¡y tantos otros ya perdidos!
Enrique, Pedro, Juan,
Emilio, Federico…,
¿por qué este hueco entre las dos mitades?
Vosotros ayudasteis
a la blandura del que fue mi nido.
Yo me formé al calor
que con vuestras palabras me envolvía.
Me hicisteis importante.
Con vuestro ejemplo,
me inventé una ambición
y tuve
vuelos insospechados de gaviota.
Gaviota, sí,
porque fue el mar mi espejo
y reflejó mi infancia, mis setiembres.
¡Amigos que de mí hicisteis nombre!
A la mitad vertiente de mi vida
hoy os llamo.
¡Tendedme vuestras manos!
Yo me sentí nacer,
para luego rozar de los cimientos
la certera caricia.
Pero de pronto,
un día me cubrió lo indefendible,
algo sin cuerpo, sin olor, sin música…,
y me sentí empujada,
cubierta de ceniza,
borrada con olvido. 
¿Dónde estabais vosotros, compañeros,
vuestras letras de molde, vuestro ingenio,
vuestra defensa
contra el desconocido ataque?
¡Oh, amigos!
Enrique, Pedro, Juan,
Emilio, Federico…,
nombres
que no responderán mi voz.
Manuel, Gustavo,
lejos…
Luis, Jorge, Rafael…
Que aunque el afán
vientos nos dé para encontrarnos,
ignoro en qué ciudad
y si llegará el día
en que vuelva a sentirme descubierta.

Las Palmas de Gran Canaria, 25 de septiembre de 1907 – Madrid, 12 de julio de 2002)

Perteneció a la llamada Generación del 27 y a la corriente vanguardia hispánica de la primera mitad del siglo XX. En este poema evoca a sus amigos poetas y artistas, Federico García Lorca, fusilado por los fascistas, y a otros en el exilio para huir de la Guerra Civil y la posterior dictadura.

La poesía de Josefina de la Torre se vincula en sus inicios con sus recuerdos de infancia y juventud; y pone especial relieve en los paisajes nostálgicos de las Islas Canarias(por eso Pedro Salinas la denominó como «la muchacha isla»). De hecho, sus dos primeros libros testimonian su optimismo juvenil y sus ganas de sentir. Con el tercero, sin embargo, ya apela más a sentimientos como la soledad y el dolor, y da cuenta de un mayor deseo de introspección. También fue una famosa actriz y soprano.

César Vallejo

Masa

Al fin de la batalla, 
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre 
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Se le acercaron dos y repitiéronle: 
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, 
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Le rodearon millones de individuos, 
con un ruego común: «¡Quédate hermano!» 
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. 

Entonces todos los hombres de la tierra 
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; 
incorporóse lentamente, 
abrazó al primer hombre; echóse a andar…

César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892-París, 15 de abril de 1938) fue un poeta y escritor peruano. Es considerado uno de los mayores innovadores de la poesía universal del siglo xx y el máximo exponente de las letras en Perú.

Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), con poesías que, si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923, dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo complementado con trabajos de traducción y docencia.